Como es bien sabido, Sardina goza de una riqueza descomunal en sus aguas. No nos cansamos de visitar sus fondos ya que cada zambullida nos depara nuevas sorpresas.
Sus fondos son tan ricos que, a tan solo unos pocos metros de profundidad y nada mas meternos en el agua, avistamos a una pareja de calamares saharianos deshovando en una grieta. Sin duda, un espectáculo dificil de olvidar.
Seguimos nuestro recorrido por los magníficos fondos de Sardina del Norte esperando encontrar nuevas sorpresas. Y por suerte, no tubimos que esperar mucho tiempo para ello. Una barracuda de tamaño considerable (aproximadamente podia rondar los 170cm) se nos cruzó en nuestro camino. Nos pasamos un rato nadando junto a ella.
Al cabo de un rato, la barracuda continuó su camino y nosotros el nuestro. Continuamos nuestro paseo hacia el arenal con la esperanza de toparnos con alguna de las habituales mantelinas, angelotes o chuchos negros. Y así fue. Posadas en la arena, 3 mantelinas parecían haber estado esperando nuestra llegada.
Por los alrededores, pudímos fotografiar un par de anémonas aunque tuvímos que buscar un poco entre las grietas para encontrarlas.
Y como también es normal en sardina, sus grandes bancos de roncadores se dejaron ver y como no, fotografiar.
Una inmersión tras otra, Sardina sigue siendo inolvidable.
Sus fondos son tan ricos que, a tan solo unos pocos metros de profundidad y nada mas meternos en el agua, avistamos a una pareja de calamares saharianos deshovando en una grieta. Sin duda, un espectáculo dificil de olvidar.
Seguimos nuestro recorrido por los magníficos fondos de Sardina del Norte esperando encontrar nuevas sorpresas. Y por suerte, no tubimos que esperar mucho tiempo para ello. Una barracuda de tamaño considerable (aproximadamente podia rondar los 170cm) se nos cruzó en nuestro camino. Nos pasamos un rato nadando junto a ella.
Al cabo de un rato, la barracuda continuó su camino y nosotros el nuestro. Continuamos nuestro paseo hacia el arenal con la esperanza de toparnos con alguna de las habituales mantelinas, angelotes o chuchos negros. Y así fue. Posadas en la arena, 3 mantelinas parecían haber estado esperando nuestra llegada.
Por los alrededores, pudímos fotografiar un par de anémonas aunque tuvímos que buscar un poco entre las grietas para encontrarlas.
Y como también es normal en sardina, sus grandes bancos de roncadores se dejaron ver y como no, fotografiar.
Una inmersión tras otra, Sardina sigue siendo inolvidable.
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